jueves, 25 de noviembre de 2010

VERDAD AL FIN DE CUENTAS

¿Verdad para mí o verdad para todos? El tema central de este texto es el de hacer un análisis crítico de la universalidad de la verdad o bien como un concepto meramente personal. En la historia de la filosofía y si recurrimos un poco a los inmortales libros, podremos percatarnos que la verdad siempre ha sido objeto de reflexión, diversas definiciones e interpretaciones han tratado  de encontrar un contenido que aparentemente resulta inaprehensible y huidizo al no encontrar una verdad absoluta y un término que resulte válido para todo el mundo; ¿porqué se da dicha controversia? La respuesta es simple y tan común como lo es el platicar con un amigo y encontrar discrepancias en nuestro pensar, un ejemplo simple tal vez, pero que justifica la gran gamma de pensamientos e ideales que cada ente profesa, cree y considera como veraz.
Según la Real Academia de la Lengua Española verdad es: Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa. Ahora que tenemos una definición  como cimiento partamos al primer objetivo. A mi juicio,  externó la idea que la verdad es un concepto de ende personal haciendo una marcada excepción en el conocimiento científico, construido en base a la observación, experimentación y observación, el cuál debe ser aceptado como universal y verdadero sólo en el lapso de la historia en el que funja como verdad.
Es momento de reflexionar y partir de la idea de los pensamientos humanos. Comenzaré con ejemplos sencillos, supongamos que se tienen dos hombres, uno afirma que el perro es el mejor amigo del hombre, mientras que el otro asegura que su mejor amigo es otro hombre; ambos califican esto como verdad, retomando mi teoría interpreto esta situación como dos declaraciones verdaderas porque están avaladas en la autoexperiencia, en las costumbres, tradiciones y en demás aspectos de índole subjetiva. Esto justifica mi opinión puesto que si existiera un concepto universal para “mejor amigo” y para el resto del mundo material me atrevo a asegurar que nuestra condición humana perdería su esencia  para vivir bajo el yugo de algo ya estipulado y normativo limitando nuestra capacidad de decisión.
Por otra parte, tratemos ahora el tema de la verdad con respecto al mundo que nos rodea y en torno al cual gira nuestra existencia, debo ser preciso en que  mantengo mi firme argumento de la diversidad  de pensar de cada ser humano porque este factor  será siempre el causante de una concepción de verdad personal. El mundo vivo es percibido e interpretado por una propia ideología que nos permite distinguir, en términos comunes, lo que nos atrae, aquellos que nos causan disgusto, un mundo material conceptualizado por su forma, su olor, su perfecta combinación.
Todo lo mencionado anteriormente es analizado e interpretado por nuestros sentidos, sentidos que nos permiten estrechar una relación con el mundo material y vivo desde el momento que nacemos. He aquí otra forma de avalar mi postura, aquel mundo sublime donde somos residentes nos ofrece una alta gama de posibilidades sobre cómo reaccionar a él habrá quién admire las obras Picasso mientras que otros externen una crítica negativa. Nuestros sentidos nos engañan, nos trasladan a un camino donde se manifiesta una verdad plenamente personal en la cual influye sólo nuestro pensar basado en costumbres y nuestra educación. René Descartes, uno de los grandes filósofos que abordaron el tema de la verdad nos habla acerca de la subjetividad de los sentidos:
“A causa de que nuestros sentidos a veces nos engañan, quise suponer             que no había ninguna cosa que  fuera tal y como nuestros sentidos nos hacen imaginar. Y puesto que hay hombres que se equivocan al razonar, juzgué que yo estaba sujeto a error, tanto como cualquier otro, y rechacé como falsas todas las razones que anteriormente había tomado en calidad de demostraciones”[1]
Dice Descartes en  la cita anterior nuestros sentidos nos hacen imaginar, podemos crear tantas cosas como la inmensidad de nuestra mente, sin embargo jamás llegaremos por esta vía a lograr una verdad universal, todo se remite a una valoración cuya crítica está fundamentada por nuestro propio yo.
Ahora bien es momento de hablar de aquello que en la actualidad es considerado como verdad, me refiero al conocimiento científico, se nos enseña que las leyes de la física y las matemáticas son universales puesto que los números son inmutables y poseen el  más alto grado de exactitud; el área de un cuadrado de determinadas medidas deberá ser igual sea calculado por un árabe, un católico, un musulmán etc.
Se dice popularmente que las manzanas caen de todos los árboles, expresión popular que avala la  Ley de la Gravitación Universal de Newton; tal pareciese que estas leyes  rompen con algunos estipulados la filosofía como lo es el término verdad  y demuestran su contenido como universalmente verdaderos; más he aquí mi postura ante este tema, el conocimiento científico es verdadero respecto al contexto histórico en cual se esté desarrollando; por ejemplo,  hace cientos de años se consideraba como verdad la Teoría de la Generación Espontánea hasta que fue desechada por los experimentos de Lázaro Spallanzani y Luis Pasteur. Así, En la actualidad tal parece que las leyes de la química y la física son totalmente ciertas sin embargo no podemos afirmar que en un futuro sean la gran mentira del mañana para convertirse en una verdad que sólo fungió como tal durante un determinado tiempo. Los aspectos científicos que tienen como base la observación y la experimentación son los más aproximados al concepto de verdad y los considero veraces hasta el momento en que se demuestre lo contrario. Kant expresa su opinión acerca del conocimiento científico ayudando así a avalar mi interpretación anterior:
Para Kant solo aquello que contenga necesidad (que sea necesariamente así y no pueda ser de otra manera) y universalidad (que siempre ocurra o actúe del mismo modo) puede garantizar un conocimiento fiable. Las leyes científicas o tienen validez universal y expresan la existencia de una relación necesaria en la naturaleza o no son leyes científicas.[2]
Finalmente es momento de llegar a una armonía en los argumentos presentados, afirmo que la conceptualización de verdad funge una función meramente personal en la cual intervienen nuestro sentidos, nuestros ideales, pensamientos, costumbres y tradiciones, sin embargo hay algo que debe ser aceptado como verdadero, esto es el conocimiento científico puesto que es aquel que se ha sometido a un método eficaz de la observación y experimentación con el fin de comprobar su universalidad, no obstante solo es verdadero en el lapso de la historia en el que funja como verdad, éste tiempo estará limitado y tendrá como fin el momento en el que otra persona demuestre lo contrario, por el mismo método ya mencionado con anterioridad, dando inicio así a otra verdad momentánea.


[1] Discours de la méthode. Cuarta parte, Antología citada PÁG.16
[2] http://www.luventicus.org/articulos/03A017/index.html

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